El ataque de ira no deja de ser una reacción emocional, pero intensa y acompañada de enfado y frustración descontrolada. Algunos síntomas emocionales son la actitud destructiva, la violencia física o verbal.
En primer lugar, quiero que sepas que la rabia, como todas las emociones, tiene un sentido y una intención positiva y es la de defendernos, que seamos capaces de reaccionar, porque parte de nuestro cerebro (el reptiliano) aun funciona como hace miles de millones de años funcionaba el hombre y la mujer de las cavernas. Otra cosa es cuando se nos va de las manos y lo convertimos en un ataque de ira.
En muchas ocasiones, la rabia contenida nos impulsa a tomar algún tipo de acción para descargar la ira, como gritar, atacar, pegar, romper cosas, actuar con violencia o mantener una actitud de posesión o derrotista.
Si el problema se encuentra ante nuestras narices como algo real, podemos tratar de resolverlo dialogando para calmar la ira. Sin embargo, ¿qué pasa si el problema está en nuestra mente?
¿QUÉ ES LO QUE PROVOCA LA IRA?
La mente no distingue lo real de lo imaginario. Tú puedes estar tranquilamente en el sofá y de pronto trasladarte a un escenario imaginario en el que la situación se torna violenta. Por ejemplo, te forjas una película mental en la que te imaginas discutiendo con tu pareja, tu ex, un amigo, tu jefe o con quien sea. Te imaginas las palabras que van a salir de su boca y empiezas a entrar en un estado de rabia sin una realidad aparente.
Y ahí estás, has pasado de un estado tranquilo a uno de ansiedad, de mal humor y con el corazón acelerado en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, resulta que no tienes que defenderte de nada en ese momento porque todo está en tu cabeza. ¿Por qué nos montamos estas películas? ¿Qué es lo que detona estos pensamientos?
¿POR QUÉ TENEMOS ATAQUES DE IRA?
Es importante aprender a reconocer qué es lo que provoca los ataques de ira, ya que en muchas ocasiones lo hace cuando no corresponde. Y qué molesto es que aparezcan los pensamientos justo cuando estás tratando de dormir ¿verdad?
Esto suele ocurrir cuando tenemos estrés almacenado, rabia acumulada, frustración o cuando tenemos un problema de autoestima. También están las personas demasiado contenidas, las cuales terminan por explotar cuando menos procede. Estas situaciones generan mucho desgaste, no solo con la persona que lo padece, sino también con el resto, con quienes terminan siendo inoportunas y acaban discutiendo. Ahí tendremos que aprender a controlar los ataques de ira.
¿CÓMO CONTROLAR LA IRA?
Nuestro cuerpo siempre avisa ante la ira acumulada. A lo largo de la vida acumulamos muchos sentimientos sin apenas darnos cuenta. Los motivos son muchos, personales, familiares, sociales, enfermedades, económicos, entre muchos más. Todos ellos nos generan incertidumbre, inseguridad y estrés en un mayor o menor grado, lo cual va cargando el saco de la rabia sin darnos cuenta.
Dentro de las posibilidades de cada persona, es importante saber expresar tus emociones para después aprender a controlar la ira en cada momento. No es tarea fácil, en la mayoría de los casos se necesita un terapeuta para guiarte paso a paso. Sin embargo, una vez lo consigues, tu calidad de vida mejorará considerablemente, tanto a nivel mental como fisiológico. Y no solamente eso, sino que también aprenderás a saber cómo reaccionar a un ataque de ira y cómo tratar a una persona con ataques de ira.
CONSEJOS PARA CONTROLAR LOS ATAQUES DE IRA
Puedes empezar por poner en práctica los siguientes Tips:
- Toma 3 respiraciones muy profundas antes de hablar
- No le eches la culpa a otras personas, aprende a capear ese tipo de situación
- Expresa tu malestar de forma coherente y con calma
- Debes trabajar la frustración, en la vida nada es de color de rosa
- Aprende a perdonar y olvida el rencor
- Desarrolla tu inteligencia emocional
- Intenta darle un toque de humor a la situación si se da la oportunidad
- Pide ayuda profesional si no te ves capaz de autocontrolarte