La manipulación y el chantaje emocional se pueden interpretar como una acción consciente de alguien cuyo fin es obtener lo que le interesa, sin tener en cuenta las necesidades de la otra persona o múltiples personas.
Lo cierto es que todos hemos sido manipuladores y manipulados alguna vez, especialmente en nuestra infancia y adolescencia. Bien es cierto que hay personas que extienden estas habilidades hasta la madurez, y lo siguen haciendo durante el resto de su vida.
Hay quien utiliza las armas de manipulación sólo para los negocios, por lo que se trata te tácticas o habilidades pasajeras. Sin embargo, las que maniobran de la misma forma también con sus amistades, parejas o familias, son personas que abusan emocionalmente de ellas y con éstas, hay que tener especial cuidado.
Manipulación y chantaje emocional
La manipulación puede ser sutil y casi invisible a veces. Las personas habilidosas saben encontrar el momento, la actitud y las palabras adecuadas para lograr su propósito. Y eso, a menudo, no lo detectamos hasta que pasa el tiempo, cuando la manipulación no surge efecto y entonces recurren al chantaje emocional.
“Cualquier persona que se sirve de otra para lograr sus deseos, es una persona manipuladora”
Los manipuladores habituales son los que aterrizan en nuestras vidas imponiendo su perspectiva del mundo y de cómo debe ser. Solo aceptan su visión de la realidad. No reparan en los sentimientos del otro y se aprovechan de su afecto hacia ellos. Son muy perspicaces, tienen muy bien estudiada a su víctima y conocen cada punto vulnerable. Ejercen mucha influencia, y son capaces de controlar la voluntad de otras personas de forma indirecta o directa. Aunque hay que tener en cuenta que estos rasgos no les convierte en psicópatas. Es un instinto de poder y supervivencia, aunque no la mejor manera de hacerlo.
Rasgos de las personas manipuladoras
Estas personas saben muy bien encubrir la presión que pesa sobre el manipulado. No suelen tolerar la frustración y no les gusta ser cuestionadas. Suelen ser envidiosas, egoístas y bastante dominantes además de carecer de empatía. Inducen a la obligación y pueden hacerte sentir culpable si no logran su objetivo.
“Los manipuladores no se responsabilizan de sus actos, los demás son siempre los culpables de sus conductas”
Tienen miedo al rechazo y a perder, y aunque tratan de exhibir lo contrario, son muy inseguras. El rechazo amoroso o amistoso, un divorcio, una enfermedad, un despido o la inestabilidad económica pueden desatar esta actitud manipuladora. Se aprovechan de su situación para chantajear al resto, compadecerse y hacerse la víctima. Te generan compromisos y te hacen sentir culpables si no cedes a sus peticiones. Pueden utilizar los principios morales para satisfacer sus propias necesidades. No les gustan los cambios salvo que sean a favor de su beneficio.
Manipuladores en la distancia
Cuando estas personas no conviven contigo, también suelen transmitir sus mensajes vía teléfono o por mails. ¿Por qué? Pues, porque de esa manera pueden tomarse su tiempo a la hora de encontrar las palabras adecuadas para tratar de convencerte. Elaboran bien el contenido y no tienen que acudir a ninguna reunión para exponerse. Recordemos que estas personas suelen ser inseguras, no quieren mirar a los ojos ya que temen ser descubiertas.
Según los expertos, tanto el manipulador como el que está siendo manipulado, tienen una carencia emocional probablemente generada en la infancia. El que manipula aprendió a utilizar este poder para obtener lo que quiere y el manipulado hace lo que sea para sentirse aceptado y querido.
¿Cómo sé si me manipulan?
Cuando te sientes manipulado sueles sentir ansiedad, inseguridad, culpa, angustia, miedo o incluso asco y vergüenza. Por lo tanto, lo mejor es preguntarse si lo que hacemos es realmente lo que deseamos o acaso, no tenemos en cuenta nuestros principios.
El manipulador no es muy preciso cuando se comunica, ya que no quiere que le descubran. Habla con cierta autoridad y demuestra seguridad, aunque en el fondo solo es una actuación. El manipulador tampoco tendrá en cuenta tus necesidades, ni deseos y tampoco tus derechos. Impondrá los suyos de forma muy sutil para que caigas en su trampa emocional. Para entonces, serás su marioneta.
Aprende a poner límites ante la manipulación
Es importante saber cuando se trata de manipulación y ponerle solución lo antes posible. De lo contrario, la calidad de vida que tendremos será miserable. Esto podría generar trastornos depresivos, insomnio, problemas de autoestima, estrés, trastornos sexuales, intestinales entre otros. También es bueno expresarte honestamente y con respeto, lo que sientes en esos momentos. Puedes explicarle que su actitud no te va a convencer.
En cualquier caso, toda decisión que tomemos debe ser una que nos haga sentir cómodos y sin arrepentimientos. Haz caso de las señales corporales que te transmite la persona manipuladora. Si éstas no son buenas, aléjate de ella. Céntrate en ti, en lo que te beneficia y aprende a controlar tus emociones.
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