Para las personas que puedan disfrutar del privilegio de tener el fin de semana libre, es bastante probable que el domingo se convierta en un día con las emociones un poco inestables. ¿Sabías que existe un porcentaje muy alto de personas que sufren la angustia del domingo o síndrome dominical?
¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS DE LA ANGUSTIA DEL DOMINGO?
El lunes se ha convertido en el día más temido para mucha gente por aquello de tener que volver al trabajo o a una rutina que no les acaba de encantar. Sin embargo, este temor ya aparece el domingo, especialmente a partir de la sobremesa. En lugar de disfrutar del domingo y descansar, nos sumergimos en pensamientos anticipando situaciones a veces sin sentido. Hasta el punto en que por la noche nos cuesta conciliar el sueño o dormir plácidamente.
Es fácil reconocer este síndrome. Aparece una sensación de vacío, angustia, miedo, ansiedad o melancolía. A veces incluso desde que te levantas el domingo por la mañana. Esto hace que los pensamientos se vuelvan negativos y poco sensatos. Tenemos la sensación de que el lunes tendremos un mal día, sin embargo, casi siempre terminan sin consecuencias. Está todo en nuestra cabecita.
¿Cuánto tiempo perdemos con esta mini depresión?
Si nos paramos a pensar, a lo largo del año llegamos a sufrirlo hasta 52 veces. Cada semana pasamos por ese corredor emocional, amargándonos el vermuth del domingo, la comida o la relación en pareja incluso porque nos ponemos un poco pesimistas.
El domingo induce a la reflexión porque quizá no tenemos mucho que hacer. El comercio tiene sus puertas cerradas, estamos menos activos y el ritmo de vida queda en suspenso. Solemos pensar en la semana que entra y, por alguna razón, tendemos a sacar algo negativo. O bien porque no estás a gusto en el trabajo, o porque no estás alcanzando los objetivos marcados, o por lo que sea. Pocas personas tienen la suerte de ir tocando palmas a su trabajo, pero podemos hacer algo para mejorar la situación.
¿CÓMO HACER PARA EVITAR EL SÍNDROME DEL DOMINGO?
En lugar de estar dándole vueltas al lunes, deberíamos ejercer la introspección. Recuperar nuestro ser a través de una visión filosófica y positiva para ser más felices.
El síndrome del domingo no se considera una enfermedad, sino una serie de síntomas que generan malestar y angustia. Así que, lo que vamos a hacer es esquivar esas sensaciones negativas para evitar que se convierta en algo devastador.
Lo primero es aprender a gestionar nuestro tiempo. Utiliza el domingo para hacer aquello que no puedes hacer el resto de la semana. Dedícalo a ti. Haz que los domingos sean especiales. Préstale atención a tu cuerpo, mímalo con un baño relajante, una manicura, pedicura, cuidar tu piel, tu pelo, etc.
También puedes llevar a cabo alguna actividad al aire libre, hacer deporte o descubrir lugares.
Hay quien lo dedica a aprender algo nuevo o buscarse una afición para practicar solamente los domingos.
NO PIENSES EN EL LUNES PARA EVITAR EL SÍNDROME DEL DOMINGO
No es lo mismo planear algo que anticipar lo que va a pasar el lunes. Lo segundo es lo que tendemos a hacer, y no es la forma correcta de actuar. Gran culpa del síndrome dominical se basa en la anticipación, y aunque estemos haciendo algo que nos gusta, tenemos la mente dispersa en otra cosa en lugar de vivir el presente.
Algunas de las enfermedades que, se están disparando últimamente, es la de la depresión y la ansiedad. Tenemos cierta facilidad en pensar en el pasado y en anticipar lo que sucederá en el futuro. Además de frustrarnos, caemos en un pozo del que nos cuesta salir. Entramos en un bucle que normalizamos y, sin darnos cuenta, acabamos en depresión.
PRACTICAR EL MINDFULNESS PARA CONTROLAR LA ANGUSTIA DEL DOMINGO
Es importante saber controlar los mecanismos de nuestra mente para evitar situaciones de estrés y ansiedad cuando se acaba el domingo. Ten en cuenta que puede ser un arma destructiva si no sabemos gestionarla. La mente tiene mucha culpa de algunas enfermedades que padecemos, y todo porque nos dejamos controlar por ella.
El Mindfulness cuenta con técnicas específicas para centrar nuestros pensamientos al momento presente y dejar de rumiar. De lo que se trata es de calmar la mente para obtener el equilibrio y alejar el impulso y la anticipación. Vivir el aquí y ahora en lugar del mañana o en el ayer.